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por: cristian dussánDesde que mi madre me parió estoy migrando y mi presencia acá será temporal, a este punto lo que más me cuesta es no hacerte spam de mi vida, de las canciones que nos gustan, imágenes espontáneas, tu hermosa voz que me recuerda a los atardeceres en la playa; extraño todo ello o como lo diría el poema que te compartí hace un tiempo de José Antonio Iglesias:
“extraño son las cosas sencillas, no extraño ni el dinero ni la burguesía, extraño cosas íntimas del hogar, olores, perfumes… extraño el ver tu cuerpo desnudo a través del espejo empañado por el vapor de la ducha que entremezclados con el olor de la pasta de dientes y el perfume del jazmín y la aurora darán paso a la mañana para acrecentar más el brillo eterno que hay en tus ojos, tu presencia y tu ausencia, tu ira por la mentira y tu lucha por la verdad, hacerte el amor en los rincones, el ver las huellas de tus pies en los pasillos de la casa, tu risa, tu paz… tu fe y tu llanto, el olor del café, el ruido del mar, tu ruido, el olor de mujer, los dulces guardados entre la ropa, extraño…”